COVID-19

Consideraciones para América Latina.

La propagación del COVID-19 en todo el mundo ha creado una significativa disrupción en las empresas y en las cadenas de suministro. América Latina no ha sido ajena a la situación, de hecho, sintió el impacto del virus incluso antes de que llegara a sus fronteras. A medida que la demanda china y europea se desaceleraron, las economías latinoamericanas comenzaron a sentir los efectos de la tormenta que se avecinaba. Además, la pandemia del coronavirus estaba afectando fuertemente la industria de viajes y turismo, uno de los sectores de más rápido crecimiento en América Latina. Esto sumado a la eventual disminución del consumo interno y los mínimos históricos en el precio del petróleo y el gas que, con la propagación del COVID-19, se convirtió en la tormenta perfecta para las diferentes economías de la región. Lo anterior, sucedió antes de que se registraran los primeros casos de contagiados en Latinoamérica y en la medida en que la pandemia se convirtió en una crisis de salud pública, todo este reto tomó grandes dimensiones.

El balance final es que la incertidumbre y la vulnerabilidad que enfrentan las corporaciones globales, sus empleados y sus socios estrátegicos en esta región llena de dinámica, han alcanzado niveles históricos. En la medida en que brindamos asesoramiento a nuestros clientes y socios sobre las respuestas a esta situación, mantenemos un mensaje clave hacia estas compañías, el cual creemos vale la pena enfatizar: no existe un enfoque único para COVID-19. El nivel de estrés y la interrupción del negocio varía según la geografía y el sector de la industria, y la situación singularmente compleja de América Latina exige un enfoque adaptado a cada caso en particular.

La respuesta del gobierno al COVID-19 ha variado de manera significativa en América Latina. Mientras que muchos países de la región, particularmente en América Central, asumieron una contención temprana fuerte, llegando incluso a acordar un plan de contingencia regional para hacer frente a la pandemia los dos países con el mayor PIB de la región, Brasil y México, recibieron críticas por ser lentos en reaccionar.

El impacto que se siente en cada país de la región, es y será diferente. Por ejemplo, Argentina ya enfrentaba un entorno fiscal problemático mucho antes de la reducción de los precios del petróleo y de la crisis de salud que plantea el COVID-19. Del mismo modo, la alta dependencia de Colombia de los ingresos petroleros y el turismo plantea un entorno particularmente desafiante. Además, a medida que las plantas automotrices se cierran en América del Norte, las fabricas en México también se han visto afectadas. En Brasil, las señales iniciales de inconformidad social comenzaron el 17 de marzo, cuando los ciudadanos desde sus balcones hicieron sonar cacerolas para exigir una respuesta más fuerte de su gobierno, recurriendo a una de las tradiciones de protesta social más duraderas en Brasil.

Hay algunos aspectos positivos en la respuesta. En este momento de gran incertidumbre, la comunidad empresarial latinoamericana ha reaccionado de manera contundente y rápida, dando un paso adelante para proporcionar un liderazgo excepcional. Los líderes corporativos de la región han tomado medidas concretas para proteger a los empleados, socios y garantizar la continuidad del negocio. Esta situación ha demostrado que las compañías de todos los tamaños y ámbitos pueden desempeñar un papel fundamental para contribuir a la sociedad en los momentos más difíciles.

Navegar por la crisis inmediata es solo un primer paso. En la medida en que se controle la pandemia y se estabilicen los riesgos, aparecerán desafíos adicionales para las corporaciones globales que operan en América Latina, particularmente en algunas de las economías más grandes de la región. Desde la modernización de la economía manufacturera orientada al TLCAN de México, hasta la expansión de los agronegocios en auge de Brasil y la reactivación de las operaciones de petróleo y de gas en América del Sur; los desafíos de la región abundarán y solo se lograrán dimensionar cuando se regrese a la normalidad, siempre que sea posible. La realidad para las empresas es que no existe una solución unificada cuando se trata de las complejas culturas y realidades económicas de América Latina. Los líderes empresariales deben estar preparados para continuar a la altura de los numerosos desafíos que se avecinan.

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